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Construyendo un Mundo Nuevo… en nuestros corazones

Llevamos años hablando de feminismo, patriarcado, violencia de género, igualdad y cuidados, pero también de derechos, conciliación, brecha salarial o techo de cristal. Este 8 de marzo invitamos a hacer una reflexión para poder actuar sobre esas actitudes cotidianas y sexistas que nos invaden día a día.

El feminismo no es llevar algo de color morado un día al año, volver a casa de la manifestación y hacer la cena. El feminismo no es reivindicar una igualdad que luego no se practica porque los roles de género que nos marcan desde la infancia están muy arraigados en la sociedad, en nuestras vidas y en nuestras casas.

Mayoritariamente los hombres siguen sin responsabilizarse de las labores del hogar y los cuidados, pero también de la carga mental que supone recordar ciertas tareas que siempre parecen invisibles. 

Quieren que creamos que la sociedad avanza porque los maridos ayudan en casa y algunos días puntuales también cuidan de los hijos y las hijas. Por las calles ya se ven hombres con los carritos de bebé y recogiendo a los niños en el colegio, aunque la cruda realidad es que siguen siendo las mujeres las que mayoritariamente se ocupan de todo y el papel del hombre sigue relegado en un plano secundario. Esto es así porque en algunos casos ellos simplemente pasan, se hacen los longuis y escurren el bulto, y otras veces porque las mujeres no se fían de ellos y no delegan en algunas tareas relacionadas con una responsabilidad que debería ser mutua.

Debemos hacer frente a cualquier actitud sexista que nos ataque, venga de hombres o de mujeres. Porque entre nosotras también tenemos que soportar muchos sesgos machistas inculcados en la educación y la sociedad.

Sufrimos comentarios sexistas en el trabajo, en el médico y en la calle, que disfrazan las actitudes machistas que hay detrás de los roles de género marcados.  Nos han hecho creer que en las empresas se respeta el feminismo porque trabajan muchas mujeres, existen planes de igualdad y conciliación, al menos de cara a la galería, a pesar de que realmente se siguen tolerando comportamientos machistas. Las trabajadoras siguen soportando la superioridad de sus compañeros con continuas interrupciones que dan lecciones de superioridad. Acoso y sexismo laboral es cualquier menosprecio hacia una trabajadora que jamás se produciría hacia un trabajador varón. 

En otras palabras seguimos siendo discriminadas por ser mujeres en comportamientos cotidianos que siguen siendo silenciados y normalizados de forma habitual.

Por eso, la lucha sigue, somos anarquistas, no callamos ni toleramos autoritarismos. Creemos en la libertad y la emancipación de la mujer que nos enseñaron grandes precursoras porque como decía Emma Goldman, …

«Un cambio social real nunca ha sido llevado a cabo sin una revolución…

Revolución no es sino el pensamiento llevado a la acción»

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