Los incendios arrasan la provincia de León. Llevamos años escuchando que esto podía suceder, que se necesita un cuerpo de bomberos forestales que trabajen todo el año en mejores condiciones y con estabilidad laboral, que hay que mantener el monte y los cortafuegos limpios, que el pastoreo ayuda a limpiar el monte, y que debido al calentamiento global cada año van a ser más frecuentes las olas de calor y sus consecuencias.
En general, se ha confiado en que la clase política (que en teoría nos representa) iba a gestionar todo esto, pero la realidad nos dice que para nada es así. Los políticos solo velan por los intereses de los grandes lobbies y las grandes empresas que únicamente buscan enriquecerse.
A la Junta de Castilla solo le ha importado León para explotar sus recursos, aunque se destruya el territorio: extraer sus minerales dejando enormes escombreras, inundar sus valles para llevarse el agua, colocar grandes aerogeneradores destrozando la montaña, cubrir campos de cultivo con macro huertos solares…
Para poder llevar a cabo sus propósitos necesita una provincia despoblada, donde no haya testigos ni gente organizada que se les oponga. Llevan años quitando servicios de las zonas rurales: cierre de colegios, cierre de consultorios médicos, menos transporte público… se supone que en los grandes núcleos es barato dar servicio, aunque también han ido disminuyendo, no hay más que ver las listas de espera en sanidad o la falta de profesionales médicos en el Bierzo.
Si los políticos que han gestionado este desastre tuvieran dignidad dimitirían, y si la justicia fuera igual para todas se sentarían en el banquillo y serian condenados por su negligencia. Como esto no es probable que suceda tendrá que ser el pueblo quien les ponga en su sitio. Mientras tanto ellos siguen dándose la gran vida, de vacaciones y de comilonas. Nos dicen que tienen que seguir comiendo, quizás como metáfora de seguir llenándose los bolsillos.
No son pocos los impuestos que pagamos las personas trabajadoras para que cuando se necesite existan medios y profesionales suficientes para atajar el fuego, pero a la hora de la verdad ha tenido que ser el pueblo quien se autoorganice para salvar sus casas de la destrucción, pagándolo con la vida de varias personas.
Una vez más nos queda claro que solo el pueblo salva al pueblo como sucedió en la Dana de Valencia y en tanta ocasiones, nos tenemos que reorganizar como lo hicimos en los concejos y no delegar en los que solo buscan su beneficio.
NUMÁS EL PUEBRU SALVA´L PUEBRU
Los fuogos arrasan Llión. Llevamos annos sintiendo que podíe passar estu, que fa falta un cuorpu bombeiros forestales que trabayen tou l’annu en meyores condiciones y con estabilidá llaboral, que hai que mantener el monte y los tornafuogos llimpios, que’l pastoreu aúda a llimpiar el monte, y que por mor del calecimientu global cadannu van sere más freqüentes las ondas de calor y las suas conseqüencias.
En xeneral, esfoutémonos de que la cras política (que na teoría, represéntanos) diva xestionalu, pero la realidá diznos que nun yía assina de nenguna manera. Los políticos numás miran polos interesses de los grandes “lobbies” y las grandes empresas que nun buscan más q’enriquecesse.
A la Junta de Castiella numás-y importou Llión pa esplotá-los sous recursos, assina q’esfarrape’l territóriu: sacá-los sous minerales deixando escombreras escomanadas, fundí-los sous valles pa llevare l’augua, ponere molines de vientu grandones esfarrapando la montaña, cubrí-los campos con “macro huertos solares”…
Pa poder llevar a términu los sous propósitos quier una provincia espobrada, onde nun haiga testigos nin xente organizada que los repune. Llevan annos quitando servicios de las zonas rurales: pechan escuelas, pechan consultorios médicos, quitan transporte púbricu… suponse que nos llugares grandes yía baratu dare servíciu, inda que tamién foron mermando, nun hai más que vé-las llistas d’aspera en sanidá ou la falta de profesionales médicos nu Bierciu.
Se los políticos que xestionoron esti desastre tuvieran dignidá havíen dimitire, y se la xusticia fora igual para todas havíen sentasse na palestra y seríen condergaos pola sua neglixencia. Cumu estu nun yía probabre que assoceda haverá ser el puebru quien los ponga nel sou llugar. Mentantu eillos siguen pegándosse la gran vida, de vacancias y fartainas. Dízenmos que tienen de siguire comiendo, quiciabes cumu metáfora de siguir enchiendo las faltriqueras.
Nun son poucos los impuestos que pagamos las pressonas trabayadoras pa q’haiga medios y profesionales abondos pa torgar el llume quandu faiga falta, pero a la hora de la verdá tuvo que ser el puebru quien s’autorganize pa salvá las suas casas de la destrución, pagando cona vida de deillas pressonas.
Outra vuelta queda craru que numás el puebru sálvasse a si mesmu cumu passou na DANA de Valencia y en tantas ocasiones, tenemos que nos reorganizare lu mesmu que fiziemos nos conceyos y non delegare nos que nun buscan más que’l sou benefíciu.