¿Otra vez preocupado por a quién votar para nuevo presidente del gobierno, de la comunidad, nuevo alcalde? Después de años preguntándotelo, ¿aún te sigues convenciendo a ti mismo de que el próximo será el bueno? ¿Te has preguntado alguna vez por qué esas personas cuyas caras salen en los carteles con una sonrisa, un bonito traje, y un eslogan sacado de los manuales de motivación, nunca les has visto por la calle, ni has coincidido con ellos en el trabajo, ni en el bar de tu barrio? Sin embargo, hablan de ti en sus discursos como si te conocieran de toda la vida, hacen promesas de perogrullo y aseveran, con todo el aplomo, que saben lo que tu necesitas. ¡Vótame y tendrás lo que necesitas! Todos utilizan las mismas expresiones y no deja de ser curioso que ninguno ha hablado contigo en persona sobre cuáles son tus necesidades.
Aunque en las campañas actuales han atajado ese asunto, dando una nueva dimensión al discurso, ya que lo importante no es lo que prometen, sino que el mejor discurso es la crítica a las cagadas de los rivales políticos. Pero esto hace la situación aún más triste ya que esto nos enseña que los millones de personas que somos las víctimas de sus jueguecitos de patio de colegio no importamos. Y lo más triste de todo es que hay incautos a quienes han convencido de sus patrañas con argumentos tan endebles como el de que sino juegas a su juego estás favoreciendo los intereses de… fascistas, capitalistas, militaristas,… y que además terminan diciéndote, si no votas luego no te quejes. Como si ellos votando pudieran quejarse dando a la queja un carácter vinculante.
No creemos en pseudo procesos democráticos donde tu elección equivale a meter una moneda en una máquina tragaperras; no ha sido divertido, no has obtenido premio, y te queda la vana y triste esperanza de volver a meter otra moneda dentro de 4 años. En cambio, quienes sí han disfrutado han sido los dueños de la máquina a la que jugaste, ya que con tu moneda les diste crédito ilimitado para hacer con tu vida y la de todos los jugadores su llave de acceso a un mundo alejado del duro mundo real (donde la gente se esfuerza para sobrevivir, padece la arbitrariedad de las leyes del capital y del Estado, y te castiga cuando tus quejas trascienden más alto de lo admitido por el sistema, aunque hayas votado).
Y si te estabas preguntando: ¿entonces, en que creéis? Creemos que la gente puede organizarse sin necesidad de presidentes, ni alcaldes, ni personas que te representen, porque tienes la capacidad de representarte a ti mismo. No es ninguna invención, esa forma de organizarse ya existía muchos años atrás, en los Concejos, las Juntas Comunales, los consejos de barrio,… donde tú eres parte activa de las decisiones que de forma asamblearia se adoptan y que te vinculan, donde conoces al resto de tu entorno y ellos te conocen a ti, donde de forma efectiva convives con el fruto de las decisiones consensuadas asegurando así que eres consecuente con el resultado de tus acciones. Lo que nosotros entendemos como un verdadero proceso democrático y no la democracia de pega en la que vivimos.
Fomentamos por tanto la práctica de la ABSTENCIÓN ACTIVA, es decir, NO VOTES, pero además fomenta la organización asamblearia: en tu lugar de trabajo, en tu comunidad de vecinos, en tu barrio, en tu pueblo, en tu ciudad, en tu provincia. Pasa de políticos y de corruptelas, pasa de promesas vanas y de peleillas de patio de colegio.
¡ABSTENTE, ASAMBLÉATE, CONSENSÚA Y DECIDE!
¡NO LES VOTES, DESPARASITA!