La situación actual que se nos presenta es la muestra clara de que el capital busca nuevas fórmulas de terror dictatorial, o quizá la recuperación de antiguas fórmulas ya olvidadas (forzar subidas exorbitadas de precios, alertas periódicas y aleatorias de escasez, la propaganda mediática e inexplicable de que se aproximan tiempos duros, el posicionamiento en conflictos bélicos externos, y el continuo reparto del miedo en todos los ámbitos de la vida -miedo al extranjero, miedo al vecino, miedo al paro, al hambre, a las enfermedades, miedo al jefe…- lo que, en definitiva es el miedo al día a día.
Y así, aparece la paranoia, ese sentimiento continuo e interminable de que parece que todo se confabula en tu contra, entrando en juego la TV, la prensa, las redes sociales,… ofreciéndote la falsa sensación de seguridad con tu propio sistema de alarma, por si los okupas; tu seguro de salud privado, por si la sanidad pública no te llega; la compra compulsiva, por si mañana hay racionamiento; elementos de autodefensa, por si “los menas” te roban, te atacan o te violan. Y aquí es donde surge el fascismo, ofreciéndote garantías de poder acabar con todas esas preocupaciones, a condición de que sigas conservando ese miedo que te invade, que aprendas a transformarlo en repulsa y odio a todo lo que el capital te diga que debes repudiar y odiar, y que renuncies a cualquier pensamiento de libertad y de comunidad.
Tras caer en las garras del fascismo, aprenderás a ser dócil y obediente ante los poderosos; un perro rabioso frente a los extranjeros, los que contradicen los designios capitalistas, y los que se salen mínimamente de la norma; y un ser despreciable que sólo se siente satisfecho cuando se cree capaz de mostrar su superioridad frente a quienes consideran inferiores a ellos (mujeres, mendigos, personas pobres de otras razas o étnias,…).
En resumen, una mezcla explosiva de ultra capitalismo y miedo que te acaba transformando en un capullo individualista incapaz de ver más allá de tu ombligo.
Para prevenir esta patética situación, sólo te queda la iniciativa de integrar grupos de acción que sirvan de modelo social y educativo, al margen de los vicios estatales y empresariales, aprendiendo formas de organización totalmente horizontales, que te ayuden a desarrollar una capacidad de poner en común iniciativas propias y compartidas con las de otrxs, y de combatir en conjunto las injusticias y los abusos (laborales, administrativos e incluso personales como los malos tratos, la violencia social,…).
Aquí es donde sindicatos como CNT desarrollan su labor, pretendiendo ser, para trabajadores y personas con cierto nivel de compromiso social, una escuela de la solidaridad, del apoyo mutuo y un modelo de vida en libertad, activa y colaborativa. Intentando romper, por otra parte, esa visión del sindicato como un servicio que puedes contratar, previo pago, para que te resuelvan problemas individuales y concretos; desde CNT se intenta dar a lxs compañerxs las claves y herramientas para que éstxs aprendan a abordar sus conflictos con el total apoyo solidario de cada miembrx del mismo y que con el paso del tiempo éste pueda hacer lo mismo por otrxs trabajadores que lo puedan necesitar, es decir constituir una gran red de apoyo solidario.
Olvidemos por tanto ese sindicalismo de servicios al que nos tienen acostumbrados y en el que tú sólo constituyes una cuota mensual, y organízate para construir el sindicato donde cada uno propone, decide y actúa con principios libertarios por el beneficio común.
¡ASAMBLEATE Y DECIDE!