A nadie le pilla por sorpresa que despidan a 24 personas en su lugar de trabajo, sin que pase realmente nada. Nos tienen acostumbrados a convivir con el miedo: despidos, sanciones o suspensiones de empleo y sueldo…. Ritmos y jornadas de trabajo totalmente deshumanizadas. Reglas de un batallón de infantería. Disciplina carcelaria. Normas de colegio de monjas. Terrorismo laboral. Rebaños mansos y el pastor con perro y sino con un palo. Acomodados y agarrotados en esa mierda.
El comité de empresa esta por la readmisión a su puesto de trabajo de todos ellos. A la espera de lo que decida un juez no se moverá nada más. No quiero contar todo el proceso, casí todos ya sabéis como va esto. Veinticuatro despidos no son fruto de la casualidad y si de la “causalidad” que solo la empresa conoce. Todo seguirá siendo un poco peor cada día. Un retroceso constante hasta aquellos días en que los niños trabajaban en las minas. Los días en que el señor Terrateniente paseaba a caballo, tranquilo con su fusta. No exagero. Tener derechos laborales es un impedimento para empresas que lo único que persiguen es el rendimiento económico. Empresas donde los accionistas importan mucho más que los propios trabajadores. No importa quien produce sino quien paga y suelta la pasta. Mirar en vuestras vidas. No estoy exagerando. El muerto al hoyo y el vivo… a producir.