El pasado Domingo 7 de Octubre decidimos entre todos poner fecha de fin a la relación laboral que mantenemos con Vestas. Ponemos fin, también, a más de 100 días de huelga (que desde el pasado 16 de Julio comenzó a ser indefinida). Después de que los trabajadores validáramos las condiciones económicas negociadas para el despido, mediante voto en urna, nuestros representantes se reunían con la empresa en un hotel (a puerta cerrada, sin intervenir la autoridad laboral) para firmar la conformidad al informe técnico de una empresa consultora externa donde “recomendaba” el ere por “causas productivas y organizativas” para “cerrar y amortizar los 367 puestos de trabajo existentes en la misma (fábrica) más 86 contratos de puesta a disposición, mediante despido colectivo…” Punto final a la subasta para poner las cifras a cantidades “dignas” de indemnización, de días por año trabajado o para complementos lineales. Subasta que comenzó desde el minuto uno, a petición de los propios trabajadores, mes y medio antes de que la Dirección en Dinamarca anunciase el cierre definitivo de la planta el 27 de Agosto.
A modo de información lanzamos este mensaje en una botella al océano de los desastres y retrocesos en nuestras vidas. Donde no pedimos auxilio, ni ayuda, sino que lo ofrecemos para todo aquel que en el futuro le pueda resultar de utilidad…
¿Qué sucede para que gran parte de los trabajadores de una fábrica que con tan poco nivel de afiliación, de incluso rechazo a la actividad sindical, participación muy baja en asambleas de trabajadores ordinarias, que no secundaron ni respaldaron el llamamiento de huelgas generales, sin capacidad de reacción (ni el más mínimo interés) frente a sanciones o despidos de más de 50 compañeros (continuados a lo largo del tiempo) o de conformidad con un acuerdo injusto de categorías salariales y de “aprobación” con el modelo excluyente de contratación de trabajadores temporales a través de Manpower ETT, etc… su actitud cambie y estos mismos se transformen en sujetos activos y dirigidos para la lucha? La respuesta es sencilla: …nos enseñan la puerta de la calle y no queda otra. Trabajadores que “ahora sí” se sentían engañados y defraudados, asomaban la cabeza a la realidad y no lograban respirar. Personas que se desarrollaron como individuos dentro de la fábrica, al calor de esa mierda que era el motor de la existencia cotidiana de sus vidas. “Compañeros” que dentro de sus funciones operativas en la fábrica despedían trabajadores, sancionaban con suma facilidad, apretaban ritmos y recortaban standars de trabajo, que se presentaban voluntarios a reventar el contador de horas extra (incluso alguno planteó abiertamente en asamblea incrementar el número anual de las mismas), que firmaban salarios a nivel individual con la empresa, o que simplemente se dedicaban a delatar a compañeros cuando lo consideraron necesario…
Nuestra sección sindical se vio apartada de este conflicto laboral prácticamente desde siempre. De nada sirvió el trabajo realizado durante meses desarrollando varios talleres de formación y asambleas abiertas, para intentar llegar a este escenario de la mejor de las maneras posibles. Donde otros vieron claro que existía un rebaño al que se podía dirigir y guiar por sendas a conveniencia, diseñadas a su antojo, en beneficio propio, nosotros sólo vimos personas que necesitaban ayuda, intentando poder llegar a comprender qué estaba sucediendo.
La labor del comité comenzó en el momento que creyeron que nuestra intención era revocarlos de sus poltronas, tras materializar una asamblea convocada gracias a reunir el número de firmas de trabajadores necesarias. Mientras realizamos la recogida de firmas se nos advirtió (incluso algún miembro del comité de empresa afirmó “que esas labores sólo quedaban para su capacidad de representación”) que dentro de la fábrica, en horario laboral no podía ser (con amenaza de sanción). Incluso alguno intentó forzar una de las taquillas donde se guardaban las firmas, además de una denuncia en el cuartelillo de la guardia civil por otro ataque más personal a una de las personas que se dedicó a recoger firmas. La participación en la asamblea fue un éxito y el comité recogió lo allí hablado. Se pusieron de acuerdo entre ellos (en aquél momento sólo sabían echarse mierda unos sobre otros) y se organizaron para poder manejar y guiar todo el proceso a su antojo, sin interferencias de nadie. Sabían de sobra lo que estaba sucediendo y lo que sucedería, manejaron los tiempos, en ese momento, en favor de la empresa. Alegando que manejaban “información sensible” nos cortaron el acceso a la comunicación vía correo electrónico que existe entre empresa y secciones sindicales que integran el comité de empresa…
Quizás la huelga en el momento en que surge y como se realiza, no fuera la mejor herramienta. Se comenzó a aplicar tarde y al principio solamente fue parcial. En los momentos de actividad los supervisores (y sus auxiliares) apretaban y forzaban los ritmos de trabajo y producción. No tener una estrategia, ni planificarla (dando lugar a la improvisación continuada), ni organizarse para intentar lograr parar la actividad a nivel nacional en el resto de fábricas de Vestas frenó también considerablemente la eficacia de la misma. “La huelgona” en 1962 de una mina en Asturias tuvo éxito (entre otras cosas) porque se extendió a otras minas, a otros sectores y también a otras regiones. Aquí llegaron muchas muestras de apoyo y de gran difusión en redes sociales, además de otras muestras de solidaridad “más interesadas” desde un enfoque corporativo y comercial, dentro de un embalaje fino, de marketing elaborado y pulido, de estrategia en busca de próximos consumidores, nuevos militantes o futuros votantes. Llegamos a la revolución por necesidad, no por formación o fruto del pensar y el sentir…. La realidad es que más allá de lo virtual y lo comercial, los únicos que dejamos de producir fuimos nosotros.
Recuerdo cuando CNT en asamblea de trabajadores planteamos la necesidad (ya estando en huelga indefinida) de seguir adelante con la huelga también en vacaciones (establecidas como colectivas las dos primeras semanas de Agosto) se desechó. Dos semanas después se tuvo en consideración la propuesta, pero esta vez sí valió porque la realizaron otros. Aún así un miembro del comité consideró pertinente dar las explicaciones necesarias de cómo proceder para solicitar las vacaciones a la empresa, aún a pesar de todo. El mismo miembro de comité (con el respaldo del señor presidente) que afirmó en asamblea de trabajadores que “el comité de huelga lo componen las mismos miembros del comité de empresa …porque es la ley” frente a la acusación que desde nuestra sección lanzamos por dejar fuera a CNT del comité de huelga (os invitamos a revisar el Real Decreto-Ley 17/1977 de Marzo y ver que pone). Lo grave no es la mentira, lo grave fue que nadie tuviera en consideración nuestra observación, ni se le diera la importancia necesaria. La asamblea decidió apostar desde ese momento, por delegar en representantes que son capaces de mentir para defender sus condiciones personales de forma tan deliberada.
Resaltar que no queremos tirar por tierra el trabajo y el compromiso de todo aquél del que libremente participó y aportó desinteresadamente su granito de arena. Sin ganas de ofender a nadie; desde nuestra Sección Sindical consideramos bochornoso el funcionamiento íntegro del campamento huelguista. No entendemos que se permitiera reproducir dentro de él normas y formas de comportamiento, ni la jerarquía propia del funcionamiento normal de dentro de la fábrica. No aprobaremos una “policía política” siempre en busca de traidores que no les siguiera y obedeciera en todos y cada uno de sus planteamientos. Tampoco entendemos el capítulo de la historia donde éstos se convertían en “administradores absolutos” de la caja de resistencia. Desde aquí queremos recordar a todo el mundo que dicho campamento se montó por la insistencia de los medios de comunicación. Se improvisó por iniciativa de algunos trabajadores (al calor de las ideas de un “afamado asesor sindical” con presencia en la mesa de negociación y en asambleas de trabajadores) y mientras esperábamos a que los políticos regresarán de las vacaciones, sin necesidad de requerir los compromisos necesarios en una asamblea abierta y con la ratificación de la mayoría correspondiente en forma de votos. Rápidamente se transformó en el plató de un magazine veraniego televisivo, donde se podían airear miserias y necesidades de los trabajadores. Al mismo tiempo, fue lugar de peregrinación obligada para responsables sindicales (con varios cierres de empresa firmados a sus espaldas), renombrados sindicalistas con cargos de gran anclaje a sillón y despacho o políticos de colores “todos a una” que se comprometían con la causa, en gira “pre-campaña electoral” buscando micro y cámara allí permanentemente instaladas.
Consideramos inaceptable para la organización y la autogestión obrera el aceptar dinero (venga de donde venga) de empresarios explotadores más aún, para poder existir como “ejemplo de resistencia”. Seguro que muchos conocéis las malas condiciones laborales y la escasa libertad sindical de lugares como Embutidos Rodríguez, El Corte Inglés o E. Leclerc. Aceptar la financiación por parte de la Diputación de León después de correr detrás del señor Antonio Silván acusándole de corrupto, tampoco nos deja en buen lugar. Aparte del circo de la publicación y difusión comercial en redes sociales de todo aquel que donó y aportó algo. Consideramos que las donaciones en este ámbito de la vida, es necesario realizarlas en forma anónima y desinteresada, alejarlas del carácter publicitario, corporativo o enfoques dirigidos a captar futuros consumidores, dejando a un lado lo que en realidad es: una reivindicación de derechos personales y laborales.
Capítulo aparte merece la denominada caja de resistencia (que se transformó más bien en caja de ahorros). Todavía a fecha de hoy no sabemos cuál va a ser su destino final, pero lo que sí sabemos es que no contribuyó a dar solidez a dicha resistencia, dejando a muchos compañeros seguir pasándolas canutas, pues, no se llegó a emplear ni un solo euro durante el conflicto para tal fin. A pesar de la cantidad de meses que estuvimos todos los trabajadores sin percibir un salario. Quizás al no participar en la gestión y recaudación de fondos nuestra sección sindical no podamos decir nada… Pero… Quizás todos aquellos que aportaron desinteresadamente y contribuyeron a la causa sí se les debe una explicación. A todas esas personas que dieron (mucho o poco) y pensaban que estaban ayudando a trabajadores en lucha, peleando por no perder el puesto y que en esos momentos sabian que nos encontrábamos sin cobrar un salario. Al principio cuando a nuestra Sección Sindical se nos preguntó por esta iniciativa nos parecio estupenda. Le dijimos al organizador de tal causa que sería recomendable manejar la menor cantidad posible de dinero… que se transformara acto seguido en cheques de gasolina, pagos de facturas de agua o electricidad o, simplemente alimentos, crear un economato… Pero, la iniciativa siguió adelante, siguió por otros derroteros… y no nos tuvieron en cuenta. Ni tampoco se acordó entre todos el funcionamiento, ni se ratificó en asamblea el modelo a seguir. Sin explayarme más, dos cosas a modo de resumen: La primera es que la falta de seriedad y vigilancia sobre el dinero recaudado ha permitido que hasta en dos ocasiones (que nosotros sepamos) faltase dinero. La segunda y la más triste aún, es conocer que se haya empleado un solo céntimo de euro en una comilona fiesta para la celebración del cierre y liquidación de la planta… a pesar de que “Vestas no se cierra” fuese el grito de guerra durante el conflicto de muchos de los comensales participantes en dicho ágape.
Como nota final y guinda al pastel decir que los 86 contratos (trabajadores eventuales de la ETT Manpower) de puesta a disposición y mediante los cuales la autoridad laboral sancionó y ordenó a Vestas a darlos de alta como parte de la plantilla estructural en la fábrica en un plazo máximo de cuatro meses, quedaron excluidos totalmente durante todo el proceso. Es verdad que la gran mayoría de ellos no se implicó ni con nuestras reivindicaciones, ni con nuestra lucha, pero de cara a la denuncia pública se utilizó también sus condiciones “normalizadas” de los períodos de finalización del contrato. Mientras dentro de la fábrica muchos (incluso algún supervisor) eran los que decían: “…son eventuales… ya saben a que vienen… es lo que hay”. A nadie les importó lo que en realidad les ocurriera, mientras había eventuales la empresa nunca nos suspendería de empleo (mediante un ERTE) a los indefinidos. Los mismos que utilizaron a estos trabajadores para así poder sumar más víctimas, de cara a conmover a la opinión pública, prescindieron de avisarles para votar un acuerdo, que en una lista de 86 de los mismos también les afectaba. Intuimos que si hubieran podido votar y conocer el acuerdo, el resultado de la votación o el transcurso de la asamblea donde se expuso el pre-acuerdo logrado entre empresa y representantes legales de los trabajadores habría sido muy diferente. A pesar de denunciar a la empresa por fraude en el modelo de contratación de estos trabajadores, el propio comité de empresa cierra esa misma denuncia al firmar un acuerdo con la empresa en el que tira por tierra cualquier antigüedad superior que quisiera intentar demostrar cualquiera de ellos.
Para una Sección Sindical de solo cinco personas (en una empresa con centenas de empleados) es muy difícil remar en un mar tan revuelto y lleno de adversidades. Necesitamos enseñar nuestras experiencias, exponerlas y compartirlas. Necesitamos saber que aprendimos de las derrotas y de los caminos empedrados por los que nos obligaron a transitar y por donde nosotros nunca solicitamos ir… Y no es por la dificultad del trayecto… Es porque nosotros a pesar de “significarnos” en la empresa hace tanto tiempo atrás, nuestros compañeros de viaje prefirieron obedecer. Para ellos fue mucho más fácil dejar de valorarnos y escuchar intentando hacer todo el ruido posible para apagar y que no se escuchara ni una sola de nuestras voces o nuestros pensamientos. Nos acusaron de intentar romper “la unidad”… Por desgracia fuimos durante estos meses el manjar y la golosina de demasiados buitres. Ha sido una experiencia dura (no me atrevo a decir que enriquecedora) y sobre todo muy poco recofortante. Que nos afirma en nuestros planteamientos personales sobre el funcionamiento general de la sociedad en la que estamos inmersos, que nos deja claro aquello que dejó escrito Bob Black: “Nadie debería trabajar jamás. El trabajo es la fuente de casi toda la miseria existente en el mundo. Casi todos los males que se pueden nombrar proceden del trabajo o de vivir en un mundo diseñado en función del trabajo. Para dejar de sufrir, hemos de dejar de trabajar….”
¡¡¡¡SALUD Y ANARQUÍA!!!