El día 1 de Noviembre de 1910, en el local barcelonés del Círculo de
Bellas Artes, quedó constituida la CNT (Confederación Nacional del
Trabajo). Esta Organización, heredera de la Regional Española de la 1ª
Internacional (1870), nació del propio seno del Movimiento Obrero como
la primera organización sindical autónoma en este país.
Asumiendo el lema internacionalista “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos, o no será”,
la CNT se hizo depositaria de la rebeldía popular acumulada durante
siglos, a favor de una humanidad que avance notoriamente por la senda
de la libertad, la justicia, la igualdad, la dignidad y el progreso.
Sobre el sencillo acuerdo de crear una organización obrera
independiente de los poderes políticos, religiosos y económicos, como
condición indispensable para mejorar las condiciones de vida de los
trabajadores hasta el fin de la explotación, comenzó la CNT su actividad anarcosindicalista.
En pocos años aglutinó la mayoría del movimiento obrero, consiguiendo
importantes conquistas sociales y económicas que constituyen ya un
legado de valor incalculable para la sociedad actual.
La jornada laboral de ocho horas, la jornada semanal de treinta y seis
horas, la erradicación del trabajo infantil, la igualdad de la mujer y
la incorporación a los quehaceres diarios de valores como la
solidaridad, el federalismo, la ecología, el feminismo, el amor libre,
el antimilitarismo, el ateísmo …, hoy tan en boga, son parte de ese
legado que alcanzó su cenit en la Revolución Social de 1936, cuando la
utopía -el comunismo libertario- se convirtió en modo de vida cotidiano
de todos los territorios liberados
La reacción del capitalismo internacional, permitió al
ejército fascista de Franco convertir ese sueño revolucionario en una
pesadilla de cientos de miles de personas perseguidas, asesinadas y
desaparecidas, tras la victoria golpista en 1939. Mas ni uno solo de
los culpables – todos conocidos, algunos políticos en activo- de aquel
régimen de terror, uno de los más criminales de la historia, resultó
tan siquiera públicamente reprobado, merced al vergonzoso pacto de
impunidad con el franquismo, que la izquierda nacional democrática
(PSOE, PCE, UGT y CCOO) selló en sus acuerdos de rendición al capital,
conocidos como “la Transición española” (1977).
Pese a todo, el pueblo siguió defendiendo, muchas veces con su vida,
los sencillos principios del anarcosindicalismo: independencia,
autonomía, federalismo, autogestión, asamblea, solidaridad y acción
directa, es decir, autoorganización para rechazar toda injerencia de
partidos políticos u otras instituciones económicas, religiosas, etc.
en los asuntos obreros. Huelgas, manifestaciones, represión y tortura
fueron la crónica diaria de la dictadura (1939-1976), hasta que con su
desaparición el movimiento obrero volvió ilusionado a reconstruir su
anhelada CNT (1977). Vivimos nuevos años de incesantes conquista
obreras. Las jornadas de Montjuich, o San Sebastián de los Reyes,
jalonaron el poderoso renacer confederal en la década de 1970.
El avance del movimiento obrero, de nuevo autoorganizado por la CNT,
mediante luchas ejemplares como la huelga de gasolineras de 1978,
suscitó la reacción del capitalismo, esta vez apoyado en el estado
democrático y su aparato institucional (gobiernos, partidos, jueces,
burocracias sindicales, …). El éxito sindical de
la CNT fue reprimido policialmente (Caso Scala, 1978) y junto a
campañas de silencio y propaganda difamatoria en los medios de
comunicación, generaron desastrosas consecuencias para el movimiento
obrero de este país.
La debilitación de la presencia anarcosindicalista en el movimiento
obrero posibilitó la pérdida de derechos adquiridos tras una larga y
dura lucha sindical, por la desregulación y precarización laboral
implantadas con la peor de las corrupciones que asolan el país: La
Corrupción Sindical. Una corrupción oficialmente silenciada, que
pervierte el sindicalismo en general a los ojos de los trabajadores,
pero que es protagonizada fundamentalmente por los sindicatos
institucionales- CC.OO y UGT-, cuyos «yuppies» sindicales cobran
subvenciones y sumas millonarias a gobiernos y empresas como pago a su
traición, por aceptar cuantas medidas se adoptan en defensa del capital
y su creciente acumulación de beneficios ( EREs, Reformas Laborales,
despido libre…)
A pesar de todo, miles de trabajadores y trabajadoras seguimos hoy en
esa genuina organización obrera a la que llamamos CNT, manteniéndola
exclusivamente con nuestros propios medios, convirtiéndola así en el
único ejemplo vivo de sindicalismo de clase, capaz de enfrentarse a la
opresión y el control social, la destrucción ecológica del planeta y la
sobreexplotación económica, aspectos todos, inherentes al Capitalismo.
2010 tiene para nosotros una connotación especial: se cumple un siglo de existencia de la CNT.
Es el centenario de un pueblo y la inestimable lucha de miles de
personas, que a lo largo de estos cien años se han dotado de una
herramienta ejemplar, a seguir para la clase obrera mundial, por su
cultura propia, capacidad autoorganizativa, lucha radical, extensión
popular y realizaciones revolucionarias en aras a construir una
sociedad antiautoritaria y solidaria.
Estos ideales conforman la noble causa a la que aquí y ahora te invitamos.