El Consejo de Ministros aprobó el Decreto-Ley por el que se modifica el mercado laboral.
La reforma laboral que ha firmado hoy el Consejo de Ministros no difiere en mucho de la que estaban negociando los «agentes sociales». La estrategia seguida por el Gobierno supondrá un enorme lavado de cara para los sindicatos de representación mayoritarios, cuyo presitigio quedó a la luz tras la última «huelga de funcionarios».
Las principales claúsulas del Decreto-Ley: la ampliación de los sectores de población que pueden acogerse al llamado contrato de fomento de la contratación indefinida, la subvención de todos los despidos objetivos por parte del FOGASA, el fomento de la contratación a tiempo parcial, la preponderancia a las ETT’s (cuyos trabajadores ya podrán prestar servicios en la construcción y en la Administración) son cuestiones que los sindicatos estaban decididos a firmar.
Otra de los acuerdos es la introducción de una cláusula de descuelgue en los Convenios Colectivos, nada que no acordaran sindicatos (CCOO y UGT) y patornal (CEOE y CEPYME) en el Acuerdo para la negociación colectiva, ya que el Gobierno no ha introducido, al parecer, ninguna novedad. Pues su propuesta de introducir un árbitro obligatorio dependerá de que para ello haya acuerdo entre trabajadores y empresarios.
Tenemos entonces que la única cuestión que no quedaba clara en la negociación era la ampliación de las causas objetivas de despido, pues una empresa podrá despedir ahora a sus trabajadores de forma objetiva por «una situación económica negativa». Sin embargo, para esto los sindicatos ya actúan en el día a día como fieles servidores en el ámbito de la empresa.