Ha salido el número 1 de Tierra Quemada, Órgano del Grupo Anarquista La Mecha (FIJA), reproducimos el editorial que han realizado los compañeros de Madrid.
Volvemos
con este segundo ejemplar de nuestro órgano de expresión
correspondiente a la estación de invierno. Continuando con la línea del
número anterior, recuperamos publicaciones antiguas pero que mantienen
una enorme vigencia, escritos que tratan algunos de los acontecimientos
más destacables del anarquismo a lo largo de la historia, y algún que
otro texto de cosecha propia.
Pocas cosas han cambiado en la ciudad durante los últimos meses.
Somos conscientes del pequeño debate que se ha abierto en Madrid entre
quienes defendemos la unión del movimiento libertario y les compañeres
de lucha que optan por la unión de todos los frentes «de izquierdas»
como herramienta para lograr un fin determinado, en detrimento de la
transformación radical de la sociedad, consecuencia inevitable que se
produce al separar fines y medios. Para nosotres esto significa
tropezar una y otra vez con la misma piedra, y por ello reiteramos
nuestro llamamiento a la organización formal del anarquismo como
herramienta de lucha.
Sabedores de que se trata de una carrera de fondo, y que no va a ser
mañana ni pasado cuando veamos el fruto de nuestro esfuerzo, es de una
necesidad vital la existencia de una estructura estable, formal y con
unos acuerdos de mínimos que sirva como punto de referencia a todes
aquelles que se incorporan a la lucha, así como para fomentar el
entendimiento y el inevitable relevo generacional.
Ésta, y no otra, es la razón de ser de la FIJA: fomentar y respaldar
la auto organización de la juventud en la lucha contra la opresión y
por la emancipación del ser humano. Una lucha al margen, siempre, de
las instituciones y las organizaciones defensoras de un aparato
estatal, lo vistan como lo quieran vestir.
A pesar de los tiempos que corren, sabemos que no existe sociedad
humana alguna que no sueñe, sienta o padezca. No. No vivimos en una
sociedad muerta, la sangre fluye a borbotones por sus venas y su
corazón late con brío y fuerza. Alcemos la voz y combatamos a aquelles
que desde las atalayas juegan al despiste tratando de manejarnos como
piezas en un tablón de ajedrez.
En contra-oposición a aquellas personas supuestamente concienciadas
y autoproclamadas defensoras de «lo práctico», que desde tiempos
inmemoriables nos dicen que debemos adaptar nuestros planteamientos a
una teórica realidad social vigente, nosotres les anarquistas no
cedemos y exigimos y aspiramos a lo que estas mismas tachan de
imposible. Sabemos que la mujer y el hombre son capaces de hacer lo
imposible si se lo plantean. La historia demuestra una y otra vez que
allí donde reinaba el hambre, la desgracia y la miseria, unas pocas
personas con valentía alcanzaron lo que otres tildaban de utópico.
Por esto mismo, para nosotres las utopías no son más que verdades
prematuras. Y es que, como decía Bakunin, «es soñando con lo imposible
como la humanidad ha realizado siempre lo posible. Les que se han
conformado con lo que les parecía posible no han avanzado nunca un solo
paso».
Fuego al Estado bajo todas sus formas.
Salud, Organización y Revolución Social Anarquista
Para descargar el Número 1 de Tierra Quemada