Los trabajadores llevan tres meses sin cobrar, y están
inmersos en un ERE de extinción de empleo, después de que la Fundación
haya percibido subvenciones públicas durante catorce años.
El pasado 12 de febrero Ramón Rodríguez, Secretario para la Cohesión
Social de UGT en Canarias, avisaba del riesgo de deflación en el
archipiélago africano. Tras las peroratas de rigor, divagó sobre la
dependencia insular del turismo y mostró su preocupación por la
permanente destrucción de empleo en las islas. Curiosamente el
día anterior, el diario El Confidencial informaba que UGT había
aplicado el despido libre a 160 trabajadores de Fundescan (Fundación de
UGT en Canarias), lo cual pone de manifiesto, una vez más, que este
sindicato hace lo contrario de lo que pregonan sus voceros.
En
Fundescan, los trabajadores llevan tres meses sin cobrar, y están
inmersos en un ERE de extinción de empleo, después de que la Fundación
haya percibido subvenciones públicas durante catorce años. Un
representante de los trabajadores afectados denunció que UGT practica
una doctrina liberal en las relaciones con sus asalariados mientras
exige, para disimular, que los trabajadores no carguen con el peso de
la crisis. Para colmo, se han “perdido” ocho millones y medio de euros,
de donde podrían haber salido los salarios que se adeudan y
compensaciones indemnizatorias para los despedidos. Por su
parte, el presidente de Fundescan, y secretario de Formación de UGT en
Canarias, le cargó el mochuelo a los gestores anteriores, a quienes
acusó de haber realizado una gestión deficiente (dicho de otra forma:
corrupción y robo) eludiendo su responsabilidad afirmando que él “había
llegado en verano” y la cosa venía de lejos.
Fundescan fue
creada por UGT en 1996 para orientar y formar a desempleados y, después
de que Hacienda embargara sus cuentas bancarias, presentó en enero un
concurso de acreedores. Es obvio que el Secretario para la Cohesión de
UGT-Canarias (cohesionará cargos como el suyo, con el dinero de los
presupuestos del Estado, digo yo), conoce la situación de esos
trabajadores, pero la ignoró porque su “preocupación” por la
destrucción de empleo habría quedado en entredicho. Ni los sindicatos
de Franco llegaron tan lejos en cinismo y desvergüenza.
Fuente: SOV de Cádiz